El reciente y contundente triunfo del referendo, con una victoria del 55% a favor del sí, que buscaba el apoyo del pueblo venezolano para respaldar la reelección indefinida, pretendiendo de esta manera perpetuar al actual presidente venezolano en el poder, va a ser que tengamos Chávez para rato.
El mundo entero pudo ver a través de los medios de comunicación, cuando el presidente Chávez se dirigió, desde lo que el mismo, elocuentemente llamo “El balcón del pueblo” y “El balcón de la revolución”, a miles de personas que lo aclamaban incesantemente, gritando al unísono “victoria popular” y otra serie de frases apoyando lo que llaman “revolución bolivariana”. El impacto político y sicológico que logra producir este tipo de acontecimientos es bastante importante, ya que genera altos niveles de incertidumbre, al mismo tiempo que aviva sentimientos de desconcierto para unos y de esperanza para otros.
En el plano económico, se podría pensar de manera técnica, que toda esta mayor polarización política, generará inmediatamente niveles más altos de riesgo empresarial, y como consecuencia, mayor volatilidad en los mercados, lo que presionará el riesgo país, traduciéndose en costos de capital más elevados, y finalmente en una disminución del valor de las empresas. Pero también se podría pensar de manera estratégica, y analizar que al querer perpetuarse Chávez en el poder, Colombia fortalecerá más su imagen como baluarte del libre mercado, lo cual propenderá por el fortalecimiento de la inversión extranjera y la conservación de nuestras buenas relaciones comerciales con la mayoría de las potencias mundiales, afectándose así de manera positiva la confianza en la economía colombiana. Se generaría entonces un ambiente más propicio para el ingreso de dólares, lo cual muy probablemente podría desestimular la actual tendencia devaluacionista del peso.
Venezuela ha sido históricamente un socio comercial muy importante para Colombia. Pero ahora, con Hugo Chávez fortalecido, gracias a su victoria en el referendo, que lo puede perpetuar en el poder; sin temor a equivocación, será cada vez más agresivo y desafiante, lo cual impregnará mayor complejidad a nuestras relaciones binacionales. Por lo tanto, es fundamental que los empresarios colombianos exploren, ahora más que nunca, otros horizontes comerciales que se direccionen hacia países que cuenten con una mayor afinidad política a la nuestra, como por ejemplo Canadá, con quien tenemos un TLC firmado recientemente.
Hermann Stangl
Consultor Financiero
www.stangl.com.co
El mundo entero pudo ver a través de los medios de comunicación, cuando el presidente Chávez se dirigió, desde lo que el mismo, elocuentemente llamo “El balcón del pueblo” y “El balcón de la revolución”, a miles de personas que lo aclamaban incesantemente, gritando al unísono “victoria popular” y otra serie de frases apoyando lo que llaman “revolución bolivariana”. El impacto político y sicológico que logra producir este tipo de acontecimientos es bastante importante, ya que genera altos niveles de incertidumbre, al mismo tiempo que aviva sentimientos de desconcierto para unos y de esperanza para otros.
En el plano económico, se podría pensar de manera técnica, que toda esta mayor polarización política, generará inmediatamente niveles más altos de riesgo empresarial, y como consecuencia, mayor volatilidad en los mercados, lo que presionará el riesgo país, traduciéndose en costos de capital más elevados, y finalmente en una disminución del valor de las empresas. Pero también se podría pensar de manera estratégica, y analizar que al querer perpetuarse Chávez en el poder, Colombia fortalecerá más su imagen como baluarte del libre mercado, lo cual propenderá por el fortalecimiento de la inversión extranjera y la conservación de nuestras buenas relaciones comerciales con la mayoría de las potencias mundiales, afectándose así de manera positiva la confianza en la economía colombiana. Se generaría entonces un ambiente más propicio para el ingreso de dólares, lo cual muy probablemente podría desestimular la actual tendencia devaluacionista del peso.
Venezuela ha sido históricamente un socio comercial muy importante para Colombia. Pero ahora, con Hugo Chávez fortalecido, gracias a su victoria en el referendo, que lo puede perpetuar en el poder; sin temor a equivocación, será cada vez más agresivo y desafiante, lo cual impregnará mayor complejidad a nuestras relaciones binacionales. Por lo tanto, es fundamental que los empresarios colombianos exploren, ahora más que nunca, otros horizontes comerciales que se direccionen hacia países que cuenten con una mayor afinidad política a la nuestra, como por ejemplo Canadá, con quien tenemos un TLC firmado recientemente.
Hermann Stangl
Consultor Financiero
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