Una reciente declaración del director del FMI, autoridad mundial en temas económicos, habla sobre la posibilidad de graves conflictos sociales y de un probable padecimiento de física hambre de un número mucho mayor de personas y niños, como consecuencia del incremento de los precios de los alimentos a nivel mundial. Desafortunadamente gran parte de las actuales noticias están relacionadas con guerras, violencia, crisis, terrorismo, corrupción y narcotráfico.
La pregunta que debemos hacernos los empresarios es la siguiente: ¿Qué podemos hacer para ayudar a subsanar esta situación y poder ofrecer mejores condiciones a nuestras siguientes generaciones? La respuesta es sencilla, debemos adoptar una mentalidad de largo plazo y comprometernos con una verdadera responsabilidad empresarial, la cual no se aparta en lo absoluto del propósito de generación de valor que da origen a los negocios.
Los resultados económicos de las empresas son fruto de una compleja serie de relaciones con los clientes, los proveedores, el estado, los colaboradores, el medio ambiente y la comunidad en general. Por lo tanto debemos de trabajar en desarrollar estrategias de generación de valor sostenibles que brinden beneficios reales a todos los actores involucrados en el proceso empresarial. No podemos pretender maximizar la rentabilidad a cualquier costo y sin tener en cuenta los perjuicios que se puedan ocasionar. Un ejemplo sencillo sucede a diario con el abuso en la dilatación del tiempo de pago a los proveedores por parte de muchas empresas, sin tener en cuenta que los perjuicios financieros que ocasionan a sus proveedores se les pueden revertir mas adelante en falta de calidad u oportunidad en la entrega de los insumos que requieren.
Este cambio de mentalidad debe surgir del interior de cada empresario, ya que soy un convencido de que la cultura de cada organización es consecuencia directa de los principios y valores de sus propietarios. Rescatemos los valores, convirtámoslos en el norte de todos nuestros actos, hagamos empresa con responsabilidad, tengamos fe en nuestro país y en nuestra gente, pero comprometámonos con nuestra cuota para lograrlo.
Rechacemos la corrupción y el deseo inmensurable de riqueza y de poder a cualquier costo. Si actuáramos con verdadero sentido de responsabilidad y solidaridad en todos los aspectos de nuestras vidas y de nuestras empresas, no estarían en estos momentos surgiendo crisis y guerras en el mundo.
Hermann Stangl
Consultor Financiero
hstangl@gerencialatina.com
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